El 33% del total de víctimas de quemaduras en Francia son niños menores de cinco años. La mejora de los cuidados ha permitido aumentar su esperanza de vida, pero se acompaña de un aumento del número de secuelas. Los equipos multidisciplinares han evolucionado y el logopeda es ahora parte integrante de ellos. Nos planteamos nuestro campo de acción con estos niños con traumatismos orales y pensamos que una logopedia específica sobre determinados grupos musculares podría reducir los déficits funcionales y la rigidez facial. Realizamos un estudio de un solo caso de un niño de 5 años con quemaduras cráneo-cervicales-faciales antes de los 2 años de edad, al que se le hizo un seguimiento logopédico casi diario. Utilizamos dos herramientas objetivas para recoger las mediciones mensuales: el electromiograma de superficie (o neuro-biofeedback) para medir la actividad eléctrica de los diferentes grupos musculares, y el calibre graduado en milímetros para medir la amplitud de la sonrisa.