Existe una preocupación mundial por el creciente número de personas con epilepsia. En todo el mundo, alrededor de 50 millones de personas sufren ataques de naturaleza epiléptica, que pueden detectarse mediante señales de EEG. Para diagnosticar correctamente un ataque epiléptico, es necesario obtener largas horas de señales de EEG de las personas afectadas y que el médico las revise, lo que resulta agotador. La variabilidad de la frecuencia cardíaca ayuda a indicar la aparición de un ataque. Un ataque también puede detectarse mediante un sensor MEMS que capta las manifestaciones externas más comunes, como las sacudidas de los músculos y las convulsiones. En este libro se analizan las señales del EEG, la variabilidad de la frecuencia cardíaca y las señales del acelerómetro MEMS con el fin de detectar las convulsiones.