En los últimos años, desde la perspectiva de los desastres tecnológicos, el riesgo se ha intentado evaluar, para efectos de la gestión, en términos de las posibles consecuencias económicas, sociales y ambientales que pueden ocurrir en un lugar y en un tiempo determinado. La falta de una concepción holística del riesgo que permita degradarlo en sus componentes de diferente índole, parece haber contribuido en buena parte a la falta de efectividad de su gestión, por lo cual es necesario un mecanismo que permita valorarlo de manera integral. La modelación difusa para la evaluación del riesgo tecnológico, a partir de la valoración holística de sus distintos indicadores, contribuye favorablemente a la toma de decisiones y al manejo adecuado de la imprecisión y vaguedad de los mismos; partiendo del conocimiento y experiencia de los expertos.