Fernando Fernán Gómez, convertido en personaje de esta novela, decide hacer el Camino de Santiago acompañado del portero de la finca en la que vive, Sánchez. El actor se embarca en un viaje iniciático en busca de la templanza de carácter que tanto ansía después de los desgraciados encontronazos que tuvo, en los últimos tiempos, con los medios de comunicación. Anhela sosegar, domeñar su carácter irritable y airado avocándose a una aventura que, para su avanzada edad, no deja de ser valiente y decidida.
A modo de Don Quijote y Sancho van andando los caminos y en ellos van encontrando todo tipo de tropiezos, más o menos afortunados. Don Fernando aspira a sentir la llamada del Camino y mejorar así su espíritu, por el contrario su acompañante solo busca algún beneficio material que le pueda reportar andar al lado de personaje tan conocido.
Durante el trayecto las cosas no son como esperaban y se dan algunas circunstancias que les llevan a ambos por derroteros contrarios a sus aspiraciones.