Lazos del destino es la conmovedora historia que comienza a protagonizar una humilde india perteneciente al pueblo indígena de los mesoamericanos Mayas. El impredecible destino la desarraigó de su hábitat en el hervor de la adolescencia. De improviso, apareció un sacerdote franciscano en la pequeña aldea donde había nacido: un rústico caserío enclavado en las elevadas colinas veracruzanas. La proposición que el religioso le hiciera torció el destino de Ixchel. De buenas a primera fue a dar a la ciudad de Monterrey, capital del estado de Nuevo Leon: un sitio lejano del que ella no tenía ni la menor idea de que existiera. Allí quedó al servicio doméstico de una acomodada señorona, quien la mantenía en un inflexible cautiverio domiciliario. Los caprichos del azar se volvieron a dejar ver en la vida de la muchacha. En una inesperada concesión de la patrona, se le permitió salir a un paseo en compañía de las otras sirvientas con las que compartía el trabajo de la lujosa mansión, topó con un hombre que le despertó el ingénito instinto mujeril. Producto de aquel inopinado encuentro, surgió otro cambio en la existencia de la desventurada india. Ixchel escapó de la mansión enardecida de amor por un hombre bien parecido, alto, robusto con facciones extranjeras, al que decidió unir su suerte. No tardó en dar vida a un par de gemelas de las que se desprendió la estremecedora historia que dio origen a esta novela que con toda seguridad dejará una huella imborrable en el recuerdo de su lectura. El influjo del sino que gobernó los malaventurados andares de las hermanas gemelas, las puso a vivir uno de los dramas más conmovedores que se han llevado al ámbito novelesco. La distancia se interpuso entre ellas siendo niñas, para más tarde, hechas mujeres, hacerlas coincidir de una manera tan inexplicable como sensacional.